— Hola, soy Tomás Falsas.
— Y qué desea.
— Pues verá, llevo casi tres días intentando entrar pero se me hizo prácticamente imposible y si no fuera por ese señor de ahí creo que ni siquiera estaría aquí ahora hablando con usted —señala a un señor—. Deberían facilitar una mejor entrada a su tienda si de verdad quieren clientes asíduos... como yo. Yo creo que sería un buen cliente si supiera cómo entrar. Venden cosas fascinantes. Como ese cable —señala un cable—.
— Pero hay solo una puerta como puede ver... con la que solo tirando de ella puede acceder al interior. Ahora dígame qué desea.
— Eso. Vengo a poner una reclamación sobre la pésima accesibilidad a su tienda. Solo eso.
— Intentaremos pensar en qué podríamos hacer para mejorarla. Pero ahora dígame, por favor, qué es lo que quiere, ya que hay una larga cola de gente detrás de usted.
— Le estoy diciendo que he venido solo a quejarme de que me ha costado la misma vida venir. Lo he pasado realmente mal.
— Eso. Vengo a poner una reclamación sobre la pésima accesibilidad a su tienda. Solo eso.
— Intentaremos pensar en qué podríamos hacer para mejorarla. Pero ahora dígame, por favor, qué es lo que quiere, ya que hay una larga cola de gente detrás de usted.
— Le estoy diciendo que he venido solo a quejarme de que me ha costado la misma vida venir. Lo he pasado realmente mal.
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