25 abr 2011

Contratos.

- Me imagino que te gusta el azúcar, ¿no, niña?
- No sabe cuánto.
- Pues a mí me haría más gracia con más leche y café, ¡basura, basura es esto que me traes! -le tira el café hirviendo a la cara- ¡Ah!
- ¡Ah!
- De aquí no me muevo hasta no haberme comido varios pasteles, ¡¡venga!! Desparpajo. Cafés, también. Muchos.
- Señora, me va a disculpar pero voy a dimitir -nerviosísima, llorando, hirviendo-.
- No puedes, de donde tú vienes no creo que existan los pomos, ¡y estamos encerradas a cal y canto en este cuarto!
- Soy de Umbrete, si me disculpa de nuevo, y mi responsabilidad en esta casa habrá terminado hoy en cuanto encuentre mi contrato y lo rompa delante de su cara.
- No tienes contrato con nosotros, ¿quién te habla de esas cosas? Te habrás confundido de casa, pluriempleada; y te lo digo con todo mi respeto, que es más del que puedes llegar a ver con tus ojitos de chinita -le tira cinco monedas de un euro con desprecio, hacia sus pies-. ¡¡Baila!! ¡Baila, para mí!
- Señora, yo solo laboro aquí, ¡y no soy china!

19 abr 2011

A lo bien

- Hola.
- Hola, cómo está.
- Como me ves.
- Yo la veo estupenda.
- Pues así estoy.
- ¿Y los niños?
- Ahí andan. ¿Tienes veinte euros?
- No vaya a abusar usted de mí, Mercedes.
- ¿Tienes diez?

9 abr 2011

Policía

Toda la conversación atenazándole el brazo y con los ojos como platos.

- Amiga, fui ayer a un mago del futuro de esos y me ha dejado trastornada: me predijo cosas rarísimas, cosas que jamás imaginaríes.
- Por eso mismo me lo vas a contar, ¿verdad?
- Si quieres y puedes, solo. Además, se supone que te tienes que interesar por mis cosas.
- Es que va a resultar que llevo mucha prisa, pero vamos, estoy deseosísima de escucharte -mira hacia una dirección improvisada sobre la marcha, inventándose la prisa-. ¿Puedes soltarme el brazo, por favor?
- Por supuesto -le suelta el brazo y le agarra el otro con más fuerza aún-.
- Me haces daño.
- La amistad es algo precioso que hay que cuidar, ¡¡¡con paciencia y amor!!!
- Policía.