19 may 2013

Metadiálogo

— Las tres y cuarto. Y a ver si se compra ya un reloj, José María... ahorraría tiempo y saliva.
Pero que yo no quiero saber la hora.
— Y entonces para qué me la pregunta.
Preguntarle el qué.
— La hora.
La hora se pide o se da, no se pregunta. Y yo no le he preguntado nada.
— Me ha preguntado que qué hora es y por eso yo se la he dado. No estoy loco.
Pero ahí no aparece.
— ¿Que no aparece el qué? Me enerva.
Que no aparece mi pregunta, le digo. Así que podría acusarle de inventor o mentiroso y tendría las de ganar. O llevarle a juicio y ganarlo también.
— ¿El juicio?
Ganarle el juicio, sí.
— ¿Me está diciendo que la conversación la hemos empezado empezada?
Si quiere verlo así...
— ¿Y ahora por qué se subraya?
Antojo.
— Es usted la peor persona que yo haya conocido jamás.

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