1 sept 2012

Fiesta de disfraces.

- Deme cuando pueda todo el dinero de la caja, por favor.
- ¿Por qué me habla de usted si me está atracando?
- ¿Qué cositas, eh? ¡A prisa! A prisa, por favor, venga.
- ¡A prisa, a prisa...! ¿Se ha dado cuenta de dónde lleva la pistola? ¡Es usted graciosísimo! ¿Y esa braga ladeada?
- A ver cómo le explico. Voy a matarla con fuerza a usted y a ese perro de ahí como no me dé todo el dinero de la caja ahora mismo.
- ¡Qué prisas! Y qué dinero. Venga, intente coger el dinero de la caja y verá... ¡no hay nada!
- No me haga querer y tener que vaciar el cartucho en su sesera y dese prisa.
- No tiene pintas, ni por bueno y por feo, de hacer eso. ¡Ni de pensarlo! -risas- Y baje el arma ya, que está haciendo una poquita el ridículo.
- Me estoy poniendo nervioso y voy a tener que irme de aquí antes de hacer alguna locura -se quita la braga y baja la pistola-.
- La locura ya la cometió queriendo atracar esta panadería de barrio, señor mío.
- Cállese ya y me ponga esas tres barritas.
- ¿Crujientitas o blancas?
- Lo mismo me da.
- Pues se va a tener que esperar como un cuartito de hora porque esas tres que está viendo son de Rafi, que se pasará en poco a recogerlas.
- La gracia que le va a hacer a Rafi cuando venga tener que esperar "un cuartito de hora" -remeando, vuelve a sacar la pistola y apunta a la cabeza de la tendera-.
- ¿Qué quiere decir? Es que soy lenta.
- Que me las dé.

Viene Rafi por la puerta, muy arreglada, cantando algo que habría escuchado esa mañana. Ve el panorama pero cree darle igual porque hoy venía cantora.

- Holi.
- Hola, guapetona.
- Me espero.
- No, no. ¡Este señor está esperando a que termine de hacerse el pan! Y habré puesto el horno hará un "cuartito de hora" -le guiña el ojo al atracador-.
- Como ya te he dicho, Lourdes, me puedo esperar un ratito porque hoy vengo bastante cantora -canta más alto-.
- Yo en realidad ya me iba -bajando el arma-.
- ¿Qué es usted? ¿Viene de una fiesta? ¿Y esa pistola?
- Sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario