25 oct 2010

Cristina Garrido

- Hola. Vendo toallas. A domicilia.
- No me interesa, gracies.
- Déjeme pasar, por favor, que vengo liadísma. Tengo que venderle a usted y a toda esa calle de ahí, ¿me entiende? ¿Me entiende lo que le quiero decir?
- ¡Fuera!
- Le gustan todas mis toallas, sin excepción. La azul le gusta más que la morata, se lo veo en sus ojos. Escarlata.
- ¡Que no! ¡Que fuera! ¡Arrolladora! ¡Arrayán!
- ¡Abusos! ¡Adiós!

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