9 oct 2010

¡Ah!

- Suena la armónica para mí, esclava.
- ¡Olvídame! ¡Olvida mi rostro!
- ¡Cumple mis órdenes rápido! Que me voy a aburrir y te voy a tener que golpear con fuerza en una costilla.
- ¡Eres muy bizarra! Con ese moño y esas intenciones... Y agresiva. Además, ¡que no tengo armónica! ¿Dónde ves la armónica?
- No me repliques, esclava. Las réplicas las guardas donde quieras menos en mi casa. ¡Suéname un aparato! Que te escupo. ¡Ah!
- ¡Ah!

No hay comentarios:

Publicar un comentario