16 jun 2013

4 días son demasiados ya

   Una joven vestida de novia, muy sucia, mucho barro en la cara y velo, muy joven, en la parada del autobús, sentada. Rimmel corrido bajo los ojos. Vienen dos ancianas idénticas y muy delgadas con la peluca rosa que se pone Scarlett Johansson en Lost in translation, agarradas del brazo. Un body de lycra con un estampado de jirafa. Las dos. Están dando la grima.

— Disculpe, ¿lleva usted mucho rato casada ya?

— Es que resulta que estamos aburridas y no nos vendría nada mal un poco de cachondeo, la verdad.
— Unas risas.
— Unas risas pero unas gambas también —le tira del velo muy brusca mientras baila—. ¿Y el convite dónde se celebra? —Le tira otra vez— Joven. Me oye.
No sabría decirles cuánto tiempo llevo casada, señoras. Ni siquiera sabría decirles si ha tenido lugar todavía la ceremonia. Estoy tan confusa...
— Yo diría que lleva confusa más de un día y más de dos... —le toca la frente— Tiene usted pinta de estar necesitando ahora mismo una ducha prolongada con diversos y perfumados jabones.
— Patro, calle. Le sienta bien el vestido y ya está. La ducha que se la dé cuando a ella le venga bien.
Pues me vendría bastante bien ahora— interés—. Llevo dando vueltas más de tres días buscando el ayuntamiento. Ojalá la vida me trate bien desde este momento. Desfortunio. Y hambre.
— ¿Pero el novio existe? O está usted loca y ya está.
— Patro, las formas —codazo—.
— Las formos.
Yo no recuerdo nada, como les estoy diciendo. ¡Ojalá exista! Y ojalá sea muy paciente también. Porque tres días están bien para esperar. Bastante bien.

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