25 abr 2011

Contratos.

- Me imagino que te gusta el azúcar, ¿no, niña?
- No sabe cuánto.
- Pues a mí me haría más gracia con más leche y café, ¡basura, basura es esto que me traes! -le tira el café hirviendo a la cara- ¡Ah!
- ¡Ah!
- De aquí no me muevo hasta no haberme comido varios pasteles, ¡¡venga!! Desparpajo. Cafés, también. Muchos.
- Señora, me va a disculpar pero voy a dimitir -nerviosísima, llorando, hirviendo-.
- No puedes, de donde tú vienes no creo que existan los pomos, ¡y estamos encerradas a cal y canto en este cuarto!
- Soy de Umbrete, si me disculpa de nuevo, y mi responsabilidad en esta casa habrá terminado hoy en cuanto encuentre mi contrato y lo rompa delante de su cara.
- No tienes contrato con nosotros, ¿quién te habla de esas cosas? Te habrás confundido de casa, pluriempleada; y te lo digo con todo mi respeto, que es más del que puedes llegar a ver con tus ojitos de chinita -le tira cinco monedas de un euro con desprecio, hacia sus pies-. ¡¡Baila!! ¡Baila, para mí!
- Señora, yo solo laboro aquí, ¡y no soy china!

No hay comentarios:

Publicar un comentario