6 ago 2010

La historia.

- Lo siento, Encarni -empuñando un arma antigua a la altura de la cintura -: ha llegado su hora.
- No me pretenda mover el cerebro con cosas raras ni pretenda acabar conmigo porque voy a llamar a mi marido y le va torturar la cara y a ver quién se va a reír entonces.
- Pues me voy a reír yo porque tengo una pistola y el dedo en el gatillo de la misma, ¿y usted? Usted como mucho un aparato de llamar móvil en su bolsillo, el cual tardará en sacar y trucar a la persona que le vaya a rescatar. Y tengo entendido que usted, Encarnación Nòicanracne, es una persona patosa.
- Yo no uso de eso, ¡yo soy antigua! -alza en ese momento un joystick de la consola Megadrive -.
- ¡Mejor para mí!

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