— Disculpe, ¿le importa si interactúo con usted?
— ¿Qué?
— Muy poco tiempo. Un poquito solo. Un rato.
— Pero es que no entiendo. Y llevo algo de prisa.
— ¿Si le sigo, le molesta? ¿Eh? ¿Le molesta si le sigo? Seguirle.
— En serio, señora, no estoy para bromas y voy a llegar tarde.
— ¿Y si le menciono el pene? ¿Eh? —el señor se va— ¡Oiga! Su pene.
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